Siguiendo con el diario de la vuelta al mundo que se había quedado en la visita al motel más friki del mundo, hoy os voy a hablar del black water rafting que practiqué en las cuevas de Waitomo.

¿Black water rafting? yo al oirlo pensé en aguas negras por tanto aguas sucias pero resultó que no era eso se le llama Black Water Rafting porque va por dentro de cuevas que están a oscuras.

Existen dos compañías que hacen esto, yo lo hice con Rap Raft ‘N’ Rock porque era más barata pero la verdad que me defraudó.

En la web dicen que la actividad dura cinco horas pero con transporte hasta a la cueva incluido la actividad apenas duró tres horas.

Pero os voy a contar la experiencia que fue muy molona quitando este quebranto.

La actividad empieza con un viaje en furgoneta al «campamento base» donde te pones el traje y el arnés para iniciar la aventura, una vez preparados se sale otra vez a la entrada de la cueva, allí te explican como funciona el asunto.

Waitomo

CC Aaron Smith

Para llegar a la cueva ha una caída de tirolina de 27 metros (según el folleto, yo no llevé la cinta métrica) que es bastante espectacular. Una vez abajo hay que subir cueva para arriba cargando un neumático para ver a los «glow worms» que son unos gusanos fosforescentes que están en las cuevas de Waitomo, lo que hace que tenga esa luz son los excrementos.

Después de explicarnos la historia nos lanzamos por la cueva para abajo con los neumáticos neumáticos y la verdad es que la experiencia de ir por el rápido de una cueva a bastante velocidad y casi a oscuras es algo que mola mucho, no tiene nada que ver con ir a un aquapark. Yo no he hecho rápidos en ríos así que no puedo comparar.

Después de hacer el recorrido toca volver cueva a arriba para salir a la superficie, lo del rafting es algo serio, por lo que nos comentaba el monitor si te caes por la cueva para abajo es muerte segura pero por suerte están los dos monitores para que no te mates.

Para terminar toca subir una pared de 27 metros que antes había bajado en tirolina haciendo escala, la verdad que entre mi forma física, el jetlag y los tres días que llevaba metido en el coche me costó bastante pero la verdad es que me sentí bastante realizado al llegar a la cima de la pared.

¿Conocen al chico de la foto?

La furgoneta nos llevó de nuevo al campamento base donde me esperaba una ducha caliente y una buena taza de sopa caliente.

Al llegar al hostel empecé a conversar con Jon un vasco que estaba dando la vuelta al mundo con dos colegas que conoció estando de Erasmus en Bath y con que me fui de inmediato al supermercado a comprar comida y una caja de cervezas, pero eso es una historia que contaré otro día.

Para los que os interese os dejo la web de la empresa con la que hice la actividad www.caveraft.com la actividad me costó 135 dólares (unos 75 euros al cambio).