Estaba esperando a abrir el nuevo blog para escribir el diario de mi último viaje.

Estuve dos semanas viajando por Milan, Berlín, Estocolmo, Riga y Londres usando como medio de transporte Ryanair para moverme entre países.

Fui comprando los pasajes entre abril y junio y me gasté unos cincuenta euros comprando unos cuarenta pasajes, y luego 110 euros para volar directamente desde Londres a Tenerife.

El caso es que todo esto empieza un lunes quince de junio después de haber acabado los exámenes.

Después de mandar mis pertenencias por paquete azul de vuelta a casa me dispuse a coger la guagua para ir a Madrid a coger el avión.

La guagua salía a las ocho y media pero casi la pierdo en dos ocasiones: primero por dejarme el billete en la residencia y segundo por que una cajera del Día no tenía cambio de diez euros cuando fui a comprar la comida para el viaje.

Después de unas carreras con mis dos compañeros de aventuras (durante los primeros días) llegamos a la maldita guagua.

Por ahorrar un poco pillamos la guagua barata que tardo tres horas largas en llegar a Madrid cuando el tren tardaba dos horas y cuarenta (con los retrasos incluidos).

Castilla

Atrás de ese trayecto de guagua quedaba Salamanca, Castilla y León y la península.

Tenía un montón de sentimientos cruzados con el hecho de dejar Salamanca y todo lo que ello conllevaba. Esperaba que esas dos semanas de viaje que tanto ansiaba me ayudasen a despejarme la mente y pensar en claro.

Tras llegar la guagua a Méndez Alvaro fuimos en metro hasta Barajas donde pasamos la noche. Esa noche fue la primera noche que pasé en un aeropuerto en mi vida (después durante el viaje pasé tres noches más) y la verdad que el panorama era cuanto menos curioso.

Un montón de gente tiradas por todos lados agarradas a todas sus pertenencias y pasando la noche para tomar un vuelo a primera hora.
Por desgracia no había nada abierto pero por suerte había una guagua que nos llevaba a la T4 para ir a comer al McDonalds.

Después de ir y volver al McDonalds y descansar un poco nos tocó pasar el primer control de seguridad del viaje.

Yo andaba un poco preocupado por las medidas de la maleta pero me había olvidado que en Barajas no se ponen tontos con esas cosas (por lo menos conmigo).

Me pitó el control pero sólo fue porque llevaba un blister de mi medicación en mi bolsillo.

Lo peor fue el rumano que iba detrás mío cuando le dice el de seguridad «Señor, la navaja no la puede pasar por el control»

¡HERMANO! que haces con una navaja en el control de seguridad, después dicen que la comunidad rumana está maltratada por los medios. Por el otro lado decir que a un pobre mujer rumana le hicieron tirar un bote de reflex y dos cremas más por lo de las medidas que a lo mejor a mi me las hubieran dejado pasar pero el tema de los controles de seguridad merece un post aparte.

Tras pasar el control estuve esperando que  el RELAY para comprar El Jueves (a ver si me hacía una foto molona) pero no pude pillarlo.
Por suerte mi vuelo Madrid – Milan (Bergamo) no iba muy lleno y pude viajar con lo que yo llamo la primera clase de Ryanair:

El vuelo a Milan fue bastante movidito pero al menos los colores del cielo eran bonitos con eso de volar a la hora del amanecer:

En cuanto tenga tiempo seguiré con el diario del Inter Ryanair, lo prometo.