Al rato de despertarme en el hostel subí a desayunar a la terraza del riad donde estaban tres australianos hablando de sus planes de viaje.

En Australia es muy usual el hecho de tomarse un año sabático después del instituto o antes de empezar a trabajar para ver la vida desde otra perspectiva.

Lo que en España  se ve como algo impensable y amoral (excepto para los padres de Victoriano Izquierdo y otros pocos afortunados) en el país de los canguros es algo socialmente correcto y que incluso se pone en los curriculum vitae.

La verdad que esto tiene su razón de ser, para un australiano venir a Europa le supone un desembolso de dinero importante ya que el viejo mundo no está como para ir a tomar un café y venir a la vuelta.

Por otro lado es una experiencia que curte (para bien o para mal) y que marca a la gente de por vida.

Todavía recuerdo la presión de los últimos meses de instituto en los que tienes que decir que vas a ser de mayor y no puedes equivocarte porque chico la universidad no es barata.

Yo sé que seguramente aunque hubiera tenido el “gap year” (año de salto) habría elegido la carrera que estoy haciendo ahora mismo pero conozco bastante casos de amigos que se equivocaron al elegir la carrera.

Sinceramente envidió a Victoriano Izquierdo por su año “sabático”, como le dije una vez de mayor quiero ser como él aunque le saco un par de años.

A lo mejor cuando yo tenga hijos en la adolescencia el tema del gap year estará bien visto, o a lo mejor el mundo se acaba en el 2012 como dicen las profecías mayas.

Siento haberos pegado el rollo patatero pero era una reflexión que tenía en mente hace tiempo y quería compartir.

En el próximo post seguiré con mis aventuras marroquíes.