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Después de esperar por el retraso entré en el Airbus 340-500 que me llevaría a Dubai.

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El 345 tiene una configuración de 2-4-2 asientos por fila, elegí pasillo en el asiento de dos pero no tuve la suerte de que estuviera vacío para poderme echar las siete horas de vuelos hasta Dubai.

El entretenimiento en vuelo era una pantalla de unas once pulgadas en 4:3 con una variedad de películas tanto occidentales como orientales.

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En la web de Emirates habían una serie de comidas especiales desde Kosher hasta comida de marisco que fue la que elegí en la web.

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Mientras que mi compañero de asiento comía un pollo frito con arroz yo me comí un filete que estaba realmente rico.

El señor que iba a mi vera se tomó un whisky y durmió las siguientes cinco horas del vuelo.

El vuelo pasó sin problemas y llegamos sobre la una y media de la mañana al aeropuerto de Dubai.

Aparcamos super lejos de la terminal y tuvimos que llegar a la terminal en regadera, la verdad es que el trayecto desde el parking de la nave hasta la terminal es algo alucinante entre las vistas de la Terminal 3 de Emirates y ver todos esos aviones aparcados, este aeropuerto hacía parecer a Madrid Barajas un aeropuerto regional.

Después de esperar una hora por mi tarjeta de embarque a Auckland por los problemas que venía llevando desde Casablanca tomé asiento en unas de las tumbonas como la de la foto de abajo y me conecté a internet un rato antes de echar una cabezada; es de agradecer el WiFi gratis en la terminal para las escalas.

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A falta de una hora para el embarque me desperté y aproveché para dar un paseo por la terminal del aeropuerto. Quitando el tamaño la terminal 3 de Dubai es similar a todas las terminales de nueva construcción como la T5 de Heathdrow o la T4 de Barajas.

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Después de hacer la cola del embarque volvieron mis problemas con Emirates, un señor me quitó mi pasaporte y mi tarjeta de embarque y me dijo que espérase quince minutos.

Yo no me lo podía creer, todavía más problemas con Emirates; al parecer la causa de todos mis males fue un mail de inmigración de Nueva Zelanda que preguntaba por mi y mis intenciones.

Al pasar el cuarto de hora hablé con una señorita de inmigración de Nueva Zelanda y se acabaron mis problemas con Emirates.

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Después de solventar mis problemas embarqué en la bestia que es el Airbus 380. El avión tiene dos plantas: la inferior donde se encuentra la clase turista y la parte alta donde están los asientos de business y first.

La configuración de los asientos es de 3-4-3 y yo escogí pasillo de un lateral, desgraciadamente me toco una persona en ventanilla que viajó conmigo hasta Auckland y tuve la posibilidad de echarme como el tipo que iba en los asientos centrales a mi vera.

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El entretenimiento en vuelo era mejor que el de Airbus 340-500 con una pantalla panorámica con un par de pulgadas de más y una selección mayor de películas.

En este vuelo me olvidé de pedir special meal y me tocó un pescado que debaja ba bastante que desear, no como el de Casablanca.

El vuelo de Dubai a Sydney dura catorce hroas de las cuales apenas dormí un par de ellas.

Por lo menos gracias al enchufe del asiento y la selección de películas las primeras catorce horas se me hicieron más o menos llevaderas.

Aparte de la comida tuvimos una especie de merienda después de nueve horas de vuelo que era una especie de burrito y una pieza de fruta.

A la llegada a Sydney nos hicieron desembarcar y pasar los controles de seguridad de Australia para pasar de nuevo a la zona de embarque; en mi caso me pararon y me pasaron un scanner por la ropa que nunca me habían pasado.

Tras esperar una hora y media volví a mi asiento 74C y dormí las tres horas del tirón hasta Auckland.
Llegamos a Auckland a la una del mediodía después de treinta y cinco horas de viaje (sin incluir el taxi loco), mi reloj biológico marcaba las dos de la mañana pero era la una del mediodía.

Pasé el control sin problemas, me sellaron el pasaporte y salí rumbo a Auckland…