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Ha pasado un año desde que salí a #AsiaDondeVoy y después de reposar todo lo vivido durante esos dos meses creo que ya es hora de contar algunas historias de ese viaje.

Aunque la primera parada fue mi querida Singapur voy a empezar contando este “cuento” de Vietnam.

Por una cosa y por otra sin darme cuenta había empezado el viaje por Asia días antes del año nuevo Chino lo cual implica que es temporada alta y apenas habían vuelos baratos así que acabé volando a Hanoi con Vietnam Airlines porque era más barato que las low costs.

Desorientado con un calor del carajo tuvimos la primera experiencia de ser un dólar con patas negociando para ir en una furgona que estaba más llena que Santa Cruz de La Palma el día de Los Indianos hasta el centro.

En otro post os hablaré de mi experiencia en la ciudad y como me cautivó su mezcla entre Asia y los restos de colonialismo francés pero hoy toca hablar del sleeping bus que cogí de Hanoi a Hue.

¿Qué es un sleeping bus?

una guagua donde puedes ir acostado durante horas con lo que se supone que el trayecto es más cómodo, pero no fue así.

Total que era año nuevo chino/vietnamita y después de preguntar en unas cuantas agencias de viaje en la cual o nos querían meter un sablazo del carajo o no tenían disponibilidad decidí hacer la magada* de coger la guagua hasta la estación de los buses de los locales.

20 centavos de dólar y media hora después estábamos en la estación del sur (Giap Bat) y por supuesto los únicos “blancos”, en ese momento los “voceros” que te recomiendan las compañías para ir a los destinos nos vieron con nuestras dos mochilas de Decathlon y pensaron para sus adentros “chas, esta es la nuestra”.

Total que después de preguntar casi por señas a varios mostradores nos dijeron que podríamos ir en una guagua* que iba hasta Danang pero que nos dejaba en Hue…

Y luego nos enseñan un cartel en perfecto vietnamita en el cual nos explican que como es temporada alta en vez de 12$ van a ser 21$ pero era eso o quedarnos otro día más en Hanoi, así que nada nos subimos a la guagua inconscientes de lo que se nos venía encima.

Estas guaguas tienen los asientos medio reclinados para que te eches y en el fondo algunas tienen un puto tatami de mierda, me cago en tus muelas puto tatami, con unas almohadas y unas mantas.

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El tatami de la guagua
 

Total que el güagüero* con muy mala hostia nos manda al tatami del fondo sur y nos dice que en el espacio en el que cabíamos uno apretado teníamos que ir los dos, como viajaba con una chica debía pensar que era mi novia pero no era mi amiga, y allí estábamos con el espacio de media cama normal para los dos las próximas catorce horas.

Al principio no iba lleno el tatami con lo cual tenía algo de “espacio vital” pero si ya la incomodidad de aquel reducto con ruedas ya era jodido encima teníamos a todo trapo unas galas del operación triunfo vietnamita que al principio tiene su gracia pero luego te cagas en la abuela del Bustamente de Saigon.

Total que arrancamos camino a lo desconocido y un par de horas después paramos a comer en un sitio que estaba incluido en el precio del ticket con su comida del país y unos baños donde te podías pillar una infección de orina SI o SI, pero eso si la comida no estaba mala.

Seguimos el camino y el güagüero* empieza a parar en medio de la nada a coger gente y ya en lugar de tener dos tíos a mi vera tenía tres y ya se iba incomodo pero piensas que es la experiencia y que hay que vivirlo.

Media hora después llega el cuarto “charlie” y nos tenemos que colar como si fuéramos sardinas en una lata y yo me empiezo a agobiar; entre la mochila con las cosas, no rozar a mi amiga, el polvo de las mantas (soy asmático) y no poder moverme me cague en todo.

Me entró una ansiedad del carajo que no me dejaba dormir por todo lo que os cuento, total que tuve que hacer uso de un recurso de emergencia de mi cartera y mandarme medio tranquimanis* debajo de la lengua y ponerme música en los cascos porque nos quedaban al menos ocho horas más de viaje en esa ratonera.

Varias horas después de “plácido” sueño nos avisan a grito de HUE, HUE! de que habíamos llegado pero estábamos en medio de la puta nada. Después de saltar por encima de la gente que estaba durmiendo en el suelo, había gente que estaba peor que nosotros, abro Google Maps y veo que Hue está a unos 15 kilómetros y veo que hay dos mototaxis al lado de la guagua.

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Así que allí estaban los dos colegas y nos piden una cantidad bastante alta de dinero con lo cual me pongo a caminar rumbo a Hue como si todo me diera igual porque llevaba un chorro de horas como una sardina en lata y estaba “todo relajado” gracias al cartuchazo*.

Al final creo que acabamos pagando unos tres dólares por cabeza con la promesa de que nos quedamos en el alojamiento de su “primo” pero que al final no nos quedamos, todavía siento como el aire de ese viaje en moto me daba en el cuerpo y me dejaba relajado después de esa pequeña odisea.

Espero que este artículo haya sido de vuestro agrado a pesar de las palabras en “canario” que os explico debajo.

Si alguna vez has viajado en sleeping bus y quieres contar tu experiencia puedes dejar tu comentario, es gratis 😛

Diccionario canario:

Magada: barbaridad, locura, gilipollez.
Guagua: autobús, bus, suban strujen bajen.
Güagüero: conductor de autobús.
Tranquimanis: Trankimazin, Xanax.
Cartuchazo: medicación fuerte.

 

PD: En este post pueden leer recomendaciones de alojamiento en Vietnam.