Atardeciendo en el aeropuerto de Berlin Schönefeld

Nota: leer el post con la música de arriba puesta.

Hace tres años en aquél ya mítico Inter Ryanair una de mis paradas fue Estocolmo que la usaba como trampolín para visitar Riga, pero decidí pasar al menos un día con mi filosofía de «ya que voy aprovecho».

En ese viaje iba con una media de diez euros al día y claro con eso en Suecia no te da para mucho por suerte en Berlin apenas gasté dinero gracias a que me colaba en el metro y comía kebabs a dos euros que eran de todo menos sano.

En aquel viaje descubrí que cuando había oferta a un euro en los vuelos de Berlin a Estocolmo si se compraba al revés los vuelos costaban una corona sueca que en aquella época eran diez céntimos de euro, total que compré vuelos de Estocolmo a Riga y Berlin por docenas.

Yo iba probando en couchsurfing todos los días en Berlin a ver si conseguía donde quedarme ya que mi presupuesto no me daba para un hostel hasta que un día llegó un correo de Björn Ulvaeus en el que me decía que me podía quedar en su casa esa noche con tres condiciones que eran estas:

1) el piso es pequeño

2) mañana me levanto pronto porque tengo que irme de viaje

3) soy bisexual

Y yo que soy una persona bastante abierta me daba un poco igual el tercer punto, a mi como si le gustaba mantener sexo con cápridos, pero yo ya me olía algo raro.

Total que con dos cojones cogí el siguiente avión de Ryanair a Estocolmo que salía esa noche y que fuera lo que Dios quiera.

Horas más tarde allí estaba en aeropuerto de Skavsta (que seguramente en sueco significa «donde Cristo perdió la piedra del mechero«) y me subí en la última guagua porqué el chofer me aceptó como favor un billete de veinte euros.

Una vez llegué a la estación central de guaguas de Estocolmo me colé en el metro y tras llegar a la parada y perderme casi media hora a la una de la mañana un chico sueco que vivió en Menorca un año me explicó como llegar a mi destino.

Mi host era un hombre sueco de treinta y poco con buena planta (mis amigos dirían potable), su piso era una caja de zapatos (ni los pisos de Zapatero), me puse a hablar con el tipo y desde el momento cero me olía algo raro pero me fijé que no había cerrado la puerta con pestillo y que podría correr si saltaba mi sentido arácnido en caso de peligro.

No pasaron ni diez minutos que Björn se me empezó a insinuar diciendo que si no tenía curiosidad por probar, que si un hombre «realizaba sexo oral mejor» y más cosas que me tenían pegados al futón donde supuestamente iba a dormir esa noche.

A mi se me insinúan bastante a menudo hombres (no sé porque, deben ser los ojos azules) pero no es lo mismo que se te insinúen en un bar que en una casa en donde te quedas y donde tu otra opción es dormir al raso y lloviendo en Estocolmo.

Total que discretamente le fui cortando de forma políticamente correcta hasta que ya se dio por vencido y cuando supuso que yo estaba dormido se puso a visualizar contenido de entretenimiento para adultos y se pueden imaginar…

Cuatro horas después me tuve que ir porque el amigo se iba de viaje, me dejó su tarjeta de visita (trabajaba en un puesto relativamente importante en política) y yo me fui a terminar de sobar en un parque en el centro de Estocolmo aprovechando el solete que hacía.

La noche siguiente a través de un inglés que conocí en un seven eleven que tenía una amiga letona que tenía un idilio con un sueco tuve donde dormir en una cama en la que no pasé miedo y cuya amistad conservo pasado tres años.

Yo en parte tengo culpa de que me pasen estas cosas por no mirar sus anteriores surfers que eran unos griegos bastante fornidos y de buen ver, pero después de eso he tenido hosts que no me han tirado fichas a saco paco, pero me hacían ojitos que eso a mi me sube el autoestima.

Cuento esto porque me parece una anécdota ahora que han pasado tres años me parece divertida y me recuerda los viejos tiempos, couchsurfing me ha dado muchas cosas buenas y esto no es lo normal.

Ya hablaré sobre CouchSurfing en profundidad en septiembre.

Nota 2: Björn Ulvaeus es un nombre inventado para el «amigo», de hecho es uno de los componentes de ABBA.

Nota 3: Si no fuera heterosexual posiblemente esa noche hubiera intimado con Björn que estaba potable.